Al igual que en el caso de las palas de pádel para hombres y mujeres, existen pequeñas diferencias entre una pala de pádel para niños y una para adultos. Estas influyen mucho en la calidad de juego de quien esté empleando la pala, por eso es de suma importancia tenerlas en cuenta antes de comprarla, y que así puedas tener una experiencia de juego exitosa.
Sigue leyendo y descubre todo lo que necesitas saber para lograr un buen desenvolvimiento con tu pala a la hora de jugar.
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Uno de los aspectos que más influye en el uso de una pala, sobre todo para los niños, es el grip y el overgrip; sin embargo, algunos otros factores como el peso, el grosor e incluso la forma, pueden ser contundentes a la hora de jugar.
Si uno de estos falla, es posible que tu desenvolvimiento en el juego se vea disminuido, siendo un problema para que avances de manera correcta. Sigue las recomendaciones que te dejamos más adelante y asegúrate de comprar una pala que pueda cubrir todas tus necesidades.
Los niños pueden empezar a jugar pádel entre los 3 y 5 años, por lo que no solo basta con saber que es un niño para comprar una pala. Debes considerar sus capacidades físicas, teniendo en cuenta que estas evolucionan rápidamente con la edad, por lo que no es extraño que tenga que cambiar de pala con una frecuencia mayor.
Sabiendo esto, cada vez que vayas a cambiar de pala, lo ideal es que evalúes cómo ha ido evolucionando su capacidad y así comprar una más acorde.
El grip en una pala para niños tiende a ser uno de los aspectos más notorios, debido a que es mucho más delgado que en el caso de un adulto. Al mismo tiempo que para el overgrip solamente suelen usarse 1 o 2 máximos, de manera que el niño pueda ajustarse de mejor manera a la empuñadura.
En el caso de las palas de adulto, el recomendado es de al menos 38 mm, sin embargo, en el caso de los niños varía, pero se mantiene siempre por debajo de esta medida. Una vez que el niño tiene al menos 12 años, podrá empezar a utilizar palas con medidas más similares a las de un adulto; antes de eso suele ser recomendado un rango entre 32 mm y 36 mm.
¡Otro aspecto importante! Lógicamente, un niño de 3 años no tiene la misma fuerza de un adulto; mientras que las palas de adulto pueden llegar a pesar entre 350 y 370 g, las de niño tiende a estar entre 270 g y 340 g.
Siempre es recomendable tener en cuenta la edad y las capacidades del niño que va a usar la pala, de manera que sea fácil manejarla y que su avance en el juego sea progresivo y correcto. Un niño nunca debe utilizar palas de adultos, ya que el riesgo de sufrir alguna lesión se incrementa muchísimo y puede terminar con problemas en el hombro, tendones o codo.